jueves, 20 de diciembre de 2012

Megacausa Jefatura II - Arsenales II Con la declaración del testigo clave Juan Martín se reanudan las audiencias

Desde las 9 se reanudarán las audiencias por la Megacausa Jefatura de Policía. Se escuchará el testimonio de Juan Martín. “Luego de su declaración en el Juicio Jefatura I, el genocida Bussi terminó internado”, recordó la abogada querellante Julia Vitar.

A partir de las 9 se reinician las audiencias de la Megacausa Jefatura II – Arsenales II. La jornada se abre con el testimonio del sobreviviente de Jefatura Juan Martin.

“Luego de su declaración en el Juicio Jefatura I, el genocida Bussi terminó internado. La claridad y fuerza de los dichos del testigo lo dejaron de cama”, indicó la abogada querellante Julia Vitar.

También está previsto que declare Dora María Pedregoza,  Humberto Pedregoza y  Juana Rosa Peralta de Pedregoza.

El viernes pasado se escuchó el  testimonio de Julio César Rodríguez Anido. Catedrático en México y Canadá, quien en 1973 fue candidato a gobernador por el FUP en Tucumán. Un testimonio de contexto “soñábamos con una Patria incluyente, no xenófoba, más generosa y más justa. Pero la burocracia política lo impidió”, sostuvo. El objetivo de Martínez de Hoz fue lograr "una nación más dependiente de lo que ya era", agregó.

El jueves se escuchó dos trascendentes declaraciones. La primera correspondió a la doctora Susana Chiarotti, una experta en derechos humanos de mujeres y niños, y titular del CLaDeM (Comité para Latinoaméerica y el Caribe, para la Defensa de los Derechos de la Mujer). Y Luego el “perro” Clemente, quien en el juicio “Jefatura de Policía I”, aportara importante documentación sobre la represión en ese organismo, y listas de secuestrados que serían víctimas de desapariciones forzadas.

La doctora Chiarotti, con su declaración, aportó argumentos para lograr la visibilización, juzgamiento y castigo de los delitos contra la integridad sexual, cometidos contra hombres y mujeres en cautiverio, en el marco del terrorismo de estado.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Testimonios impactantes y hoy continúa ronda de testigos

Un testigo de la megacausa por crímenes de lesa humanidad denominada “Arsenales II-Jefatura II” aseguró ayer que "el que daba información era hombre muerto", al explicar los obstáculos que encontraron durante la búsqueda de las personas desaparecidas en la última dictadura. “Por las torturas, de a poco perdí la vista”, indicó otro testigo.
 
La nueva jornada del juicio se desarrolló con relatos estremecedores, como el aportado por un hombre que estuvo secuestrado en 1977 y aseguró que en un momento escuchó a una persona detenida "rogar para que lo maten" debido al sufrimiento que padecía.

"Lo tuvieron colgado de los pies durante tres días", recordó Raul S. sobre el detenido que prefería morir antes de seguir sufriendo, y luego narró las torturas que soportó mientras estuvo detenido en un centro clandestino.

 Por su parte, Marcelo Agüero ex policía y periodista jubilado, sostuvo que su sobrino Gabriel fue detenido durante un procedimiento que comandó Roberto "el Tuerto" Albornoz, uno de los imputados en el proceso.

 "Albornoz respondía directamente al Comando y conozco algunos nombres de los que trabajaban para él", afirmó.

El testigo brindó a los jueces del Tribunal Oral Federal (TOF) un listado de supuestos informantes del Ejército y entre ellos mencionó a Juan Carlos Benedicto, otro de los acusados en el proceso.

Otro de los testimonios que se escucharon ayer es de Luisa Vibanco, amiga y vecina de Nélida Sosa de Forti, secuestrada junto a sus cinco hijos, cuando estaba a bordo de un avión, en Ezeiza.

Según consta en la investigación, el hecho se produjo el 18 de febrero de 1977 cuando Sosa de Forti y sus hijos fueron forzados a bajar de un avión de Aerolíneas Argentinas que se dirigía a Venezuela.

La testigo señaló que los hijos de la mujer desaparecida, luego de abandonar el avión, fueron dejados en la calle, vendados y atados.

 Finalmente los chicos fueron llevados a Venezuela donde compartieron exilio con Luisa, quien señaló que "cuando los vi en Venezuela estaban con la ilusión de que su mamá volvería pero hasta hoy continúa desaparecida".

 La jornada de la megacausa fue seguida por Jorge Eduardo Auat, titular de la Unidad de Coordinación y Seguimiento de las causas por violación a los Derechos Humanos durante el Terrorismo de Estado de la Procuración General de la Nación.

Según el funcionario, "los juicios atomizados tenían una serie de desventajas y una de ellas es que en la reconstrucción histórica no se podía percibir lo que había pasado en los años de plomo".
Por eso destacó la concreción en Tucumán de un mega juicio que "nos acerca un poquito más a lo que fue el escenario dantesco que nos tocó vivir en los 70".

Auat, en declaraciones a los medios, recordó que "tenemos alrededor de 20 juicios en trámite, un poco más de 200 personas imputadas, además de más de 300 condenados".

Sin embargo, consideró que "estamos llegando tarde a esta etapa porque tuvimos 35 años de impunidad y los daños producidos son irreparables".
"Estoy hablando del cepo de impunidad construido en las propias estructuras del sistema judicial", indicó.

Un ejemplo, según Auat, fue lo sucedido en Jujuy, donde "tuvimos una causa 4 años parada y ese daño es irreparable porque en el medio se murieron víctimas y a eso lo llamamos el punto final biológico".

También prestó testimonio Raúl Santillán, en diálogo con TucumánHoy, expresó que la decisión de declarar se debe a que “quizás con mi testimonio pueda ayudar a hacer justicia”.

Estuvo detenido en 1977 en Arsenal Miguel de Azcuénaga, Jefatura de Policía y en la Escuelita de Famaillá o Baviera. “Estuve 60 días desaparecido y luego con libertad vigilada”.

Para Santillán brindar testimonio es una forma de jugarse por la justicia. “No odio a nadie, no quiero venganza es hacer un aporte para que se haga justicia”.

Otro testimonio impactante fue el de Juan Carlos García, quien fue secuestrado en 1975. En ese entonces era empleado del Estado y por las tardes trabajaba en un taller mecánico. Durante su exposición contó que habló frente a frente con Albornoz. El hombre vivía en San José. Pasó una semana en Jefatura de Policía y relató que durante su cautiverio vio a Juan Fote.

Las torturas le dejaron secuelas trágicas. Quedó en libertad luego de conmover a los represores luego de recitar un poema gauchesco que revivió en la sala. Juan Carlos está ciego. “Por las torturas, de a poco perdí la vista, tengo atrofia de papila, dañado el nervio óptico”.

Más tarde llegó el turno de Jorge Argüello quien tiene desaparecida a su hermana Yolanda que fue detenida con él. La mujer tenía una relación con un policía. Según indicó luego la abogada Laura Figueroa, las descripciones que dio en instrucción el testigo Antonio Cruz coinciden con las de Yolanda quien tendría dos hijos en cautiverio.

La última en declarar, Teresa Barrionuevo a cuyo hermano lo secuestraron en mayo del 77 en Tafí Viejo.

Describieron el papel de civiles en la dictadura

Un testigo en la megacausa relató cómo personas se infiltraban en grupos políticos para colaborar con los militares
 
Fueron bajados a la fuerza del avión que habían abordado junto a su madre para reunirse con su papá, un médico rural que estaba exiliado en Venezuela. Les vendaron los ojos y los maniataron. Estuvieron en un Centro Clandestino de Detención (CCD) en Buenos Aires. Allí, para calmarlos, en las penumbras, mujeres detenidas les susurraban canciones infantiles. Los abandonaron en la calle, cerca de la casa de una familia amiga. El más pequeño, de siete años, pudo desatarse y liberar a sus hermanos de 11, 12, 13 y 16. "Cuando llegaron finalmente a Venezuela estaban con la ilusión de que su mamá iba a volver". Nélida Azucena Sosa deForti, sin embargo, permanece desaparecida desde esa mañana del 18 de febrero de 1977. Las imágenes del infierno que vivieron cinco hijos de la familia Forti (uno de ellos se quedó en Tucumán) cuando estuvieron secuestrados junto con su madre fueron descriptas por la testigo Luisa V. Se trató de uno de los relatos más conmovedores de la décima jornada de la megacausa por crímenes de lesa humanidad "Arsenales II-Jefatura II", que tiene a Sosa de Forti entre las 234 víctimas.

Luisa V. y su familia tenían previsto abordar el mismo vuelo, pero un imprevisto cambió su suerte. La mujer relató que su esposo, que también era médico, y Forti habían conseguido trabajo en ese país del exterior en un programa para mejorar la calidad de vida de poblaciones rurales. Ambos matrimonios, según comentó, estaban comprometidos con proyectos de educación popular. "El contexto se volvía cada vez más amenazante. Todos los días secuestraban y conocíamos a mucha gente desaparecida. No pedimos asilo, pero estábamos exiliados", explicó la testigo en relación al porqué del viaje.

Luego, detalló que hicieron innumerables denuncias y gestiones en Caracas, ante organismos internacionales, para pedir la liberación de Nélida. Tiempo después, pudieron reconstruir lo que pasó con ella. Fue trasladada a Tucumán y alojada en el CCD que funcionó en la Jefatura de Policía. En el expediente, testigos dieron cuenta de que allí fue torturada y que fue obligada a prestar declaración. Se cree que fue ejecutada.

"Grupos de inteligencia"

"Con el tiempo, supe que al grupo que secuestró a mi sobrino Gabriel Agüero lo comandó Roberto "El Tuerto" Albornoz", expresó Marcelo V. A, el segundo testigo que pasó ayer frente a los jueces Carlos Jiménez Montilla, Gabriel Casas y Juan Carlos Reynaga.. El hombre, que fue policía y periodista, detalló que gracias a sus contactos investigó sobre el destino de su familiar y de su esposa, Estela López. Comentó que Gabriel se reunía con otros jóvenes del Partido Socialista y que, entre ellos, habría habido colaboradores civiles de las fuerzas de seguridad infiltrados. "Integraban la CNU (Concentración Nacional Universitaria), se hacían pasar por una agrupación de estudiantes y eran grupos de inteligencia", describió. A continuación, brindó una lista de presuntos colaboradores con la dictadura, en la que incluyó al escribano Juan Carlos Benedicto.

El matrimonio fue secuestrado en septiembre de 1977 en la vieja terminal y se cree que estuvieron en la Jefatura. Ambos están desaparecidos. Juan Manuel Z. y Manuel A. eran trabajadores del Ingenio San Juan cuando fueron secuestrados. Ambos coincidieron en detalles del modus operandi de las fuerzas de seguridad: los capturaron de noche, encapuchados, y los torturaron con golpes y electricidad. Ambos aludieron a que muchos de sus compañeros de trabajo desaparecieron, entre ellos, Manuel Antonio Tártalo, otra de las víctimas del expediente.

Al cierre de esta edición, exponía su experiencia Raúl S., un vecino de Concepción que trabajaba en una veterinaria cuando fue detenido (1977). Era vecino de Oscar Jiménez, un delegado gremial de una fábrica textil que está desaparecido y que es otra de las víctimas que aparece en la causa. De hecho, lo vio en la Jefatura y pudo hablar con él. Raúl habría estado también en los CCD de "La Escuelita" y en el "Arsenal". Brindó detalles escalofriantes de la vida en los centros de detención. "Cuando llegué a uno de los lugares (lo trasladaron varias veces), escuché a un hombre suplicar que lo mataran. Me contaron que lo tenían colgado de un pie desde hacía tres días", recordó apenado.

Se espera que durante la jornada de hoy sigan prestando declaración nuevos testigos.

234 Crímenes por resolver

José Rodríguez (desaparecido)

En septiembre del 76 un grupo de militares saqueó su casa y lo secuestró. Fue llevado a la Brigada, donde sus familiares lo visitaron. Habría sido ejecutado. Está desaparecido.

Humberto Ponce (desaparecido)

Militante de la UCR, fue secuestrado en mayo del 77. Los captores robaron pertenencias de su casa. Estuvo en el CCD de la Jefatura. Habría sido ejecutado. Permanece desaparecido.

Ricardo y Silvina Salinas (desaparecidos)

El matrimonio fue detenido en San Salvador de Jujuy, en la vía pública. Estuvieron en el CCD de la Jefatura. Habrían sido asesinados. Ambos permanecen desaparecidos.

Wilfredo Rodríguez (secuestrado)

Fue secuestrado por policías en julio del 76. Fue trasladado a la seccional IIº. Fue liberado y lo volvieron a detener. Estuvo alojado en la Brigada. Luego recuperó su libertad.

Luis Rojas (desaparecido)

Tenía 46 años, estaba casado y trabajaba en el Ingenio Concepción como mecánico. En agosto del 77 fue secuestrado de su casa. Estuvo en la Jefatura de Policía. Permanece desaparecido.